Las principales plazas de Roma, nacidas durante el Renacimiento o el
periodo barroco, tienden a dar testimonio de la capacidad creativa de un
ideal de vida armonioso entre la exaltación humanística y las
concesiones sobrenaturales.Entre las más célebres plazas romanas, se encuentran la plaza de España, la plaza
Navona, la Plaza del
Popolo, la plaza
della Repubblica, la plaza
Venezia, la plaza Colonna, la plaza Farnese,
el largo di Torre Argentina, el Campo de' Fiori y la Plaza de San Pedro.
Entre las principales vias del centro de la ciudad, están via
del Corso, via del Babuino
y via di Ripetta,
que forman el llamado Tridente de Roma; la via dei Fori Imperiali, también llamada via
del Imperio; la via Veneto, muy célebre en los años sesenta; la via
Condotti, la principal calle de compras; la via Margutta,
la calle de los artistas; la via Nazionale,
inaugurada luego de la unificación; la via della Conciliazione, que conecta al Estado
italiano con la Ciudad del Vaticano.
Roma es la ciudad que conserva el mayor número de obeliscos: muchos
se remontan a la Edad Imperial, cuando los obeliscos eran transportados
directamente de Egipto; otras fueron realizados por los romanos, que
usaban el mismo granito de los obeliscos egipcios. La mayor parte de
estos fue restaurada por orden del papa Sixto V.
Desde la Antigüedad, las calles, las plazas y los edificios de Roma
se adornan con estatuas de distintos tipos (ecuestres, estatuas en pie,
estatuas sentadas o bustos, por ejemplo). Antiguamente se les atribuía
un poder casi místico, en grado de proteger al pueblo romano y
representar la concesión de los dioses. Particulares y características
son las estatuas que hablan (entre ellas Pasquino
y la estatua del Babuino), a través de las cuales
el pueblo, con sátiras y escritos cínicos que colocaba anónimamente en
sus pedestales, expresaba su malestar ante aquel que tenía el poder en
la ciudad.
En Roma, en el transcurso de sus siglos, se han erigido numerosas
columnas con intención conmemorativa; entre las 14 que todavía existen
se encuentran la columna de Marco Aurelio y la columna de Trajano.
Entre las principales columnatas de la ciudad, la más conocida es
probablemente la que realizó Bernini en el siglo
XVII.
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